Escaramuza

LA LOA

Es una mujer con un vestido, con la que se representa a la Virgen María. Al momento de llegar a plaza o al finalizar la celebración Eucaristica, declama frente al público una suerte de poesía, escrita por algún inspirado vecino de la localidad, en honor al santo venerado en el lugar.
La Loa en la búsqueda de la profun-dización de su mensaje, suele recurrir al uso armonioso de la voz, la sutileza del gesto y la mímica.

LOS JINETES

Constituyen la totalidad de los jugadores. El juego de la Escaramuza es una escenificación con caballería en la que un grupo de jinetes y guías, van representando varias labores en una plaza al son de la música de una banda de pueblo.

Los jinetes asumen personajes de la cultura precolonial, mezclados con las imposiciones de las culturas hispánica y republicana. A este conjunto de jinetes se le conoce con el nombre de “Partida” y tiene como bases 6 jinetes por punta, es decir un total de 24, pero se puede añadir más según se crea conveniente y en virtud de las labores que se puedan realizar.

Estos jinetes están comandados por un Guía Derecho, un Guía Izquierdo, un Chaqui Guía Derecho y un Chaqui Guía Izquierdo; a la señal dada por cada Guía, consistente en un silbato, la “fila” concentrada en cada una de las esquina comienza a ejecutar su labor, dirigiéndose siempre hasta el centro de la plaza. Terminada la labor, cada Guía regresa a sus esquina respectiva, seguido por sus jinetes.

Con el pasar del tiempo “La juega de la Escaramuza” ha sido desplazada de su lugar original, que eran las plazas frente a las iglesias, a otros lugares poco apropiados como potreros, chacras o planicies naturales.

La parroquia Santa Ana, eclesiásticamente ha construido nuevas plazas en los terrenos, en aras de conservar la tradición. Este desplazamiento ocurrió en la década de los setenta, cuando dichas plazas fueron reemplazadas por canchas de cemento, frente a la irrupción del deporte.

La Escaramuza es el resultado de una mezcla, que por un lado rememora la fiesta de música, danza, enunciados orales y procesiones, denominada ayanfaile, que lo practicaba el pueblo Kañari;  por otro lado, escenifica los juegos de estrategia castrense de la época incaica  y finalmente es una ventana que visualiza: doma, cría y monta de caballos que los españoles trajeron a América en el siglo XV.

VESTIMENTA

La vestimenta también ha sufrido cambios con el pasar del tiempo. Originalmente usaban ponchos de lana y zamarros, además de una careta y la chanta consistente en una especie de peluca atada a la frente.

En la actualidad ha sido sustituida por la vestimenta ordinaria del lugar, o trajes alquilados en los lugares de disfraces, tales como: características sincréticas de los pueblos indígenas, charros mexicanos, gauchos argentinos, sombreros, coloridas camisas y pañuelos; poniendo en evidencia el fuerte sincretismo y la aculturación permanente a la que estamos sometidos.

“Es un juego que parece tener influencia Europea, con varios elementos autóctonos, adaptándolo de una batalla o riña a un juego a caballo donde las comunidades que la practican se preparan para lucirse con sus mejores labores en homenaje a un santo o patrono”.

Este juego tradicional aún se practica en varias zonas rurales del Azuay y Cañar, siendo en una de ellas la parroquia Santa Ana, en la que la escaramuza se caracteriza por la creación de labores o figuras como letras y otros elementos en honor a su patrona, antiguamente acompañaba el marco musical conformado por la chirimía y caja, en la actualidad con banda de pueblo; con tonos musicales especiales.  El juego consiste en guiar a un grupo de jinetes en una plaza o terreno donde se forman desde letras iniciales de los santos patronos hasta figuras como el corazón, el chicote, la cruzada, la media luna, etc., las que se ha venido realizando durante más de 30 años. Se juega el fin de semana previo a la fecha litúrgica de Santa Ana y durante la misma, para ello la gente se prepara con varias semanas de antelación.

Inicia con la denominada entrada, encabezada por dos guías principales. Los jugadores se colocan en cuatro esquinas, desde donde pueden salir sobre sus caballos para crear las diferentes formas. La loa, el reto y el contrareto son personajes que son parte de la esta actividad e intervienen con sus versos antes del juego, para alabar a los santos patronos, agradecer a los priostes y devotos por patrocinar la fiesta, llamar la atención a las autoridades, jóvenes y adultos, y para en forma humorística nombrar a los personajes más populares y relevantes de cada comunidad.

El atuendo dependerá del lugar de la exhibición, en la gran mayoría de veces tratan de vestir el mismo atuendo, que por lo general es un pantalón, camisa blanca, botas y el infaltable sombrero. Esta ropa es usada por hombres y mujeres. Los participantes pertenecen a las comunidades adyacentes a la parroquia.